sábado, 7 de junio de 2014

Los cambios climáticos

Los océanos juegan un papel fundamental en la regulación del equilibrio climático global de la Tierra: absorben el calor y lo redistribuyen en el mundo a través de las corrientes marinas y las interacciones con la atmósfera. Absorben igualmente fracciones de gas presentes en la atmósfera.

El aumento de las concentraciones de gas de efecto invernadero en la atmósfera comporta una elevación de la temperatura media de los océanos. Además, la absorción de grandes cantidades de CO2 determina un aumento de la acidez del agua.

Se estima que los océanos son ahora el 30% más ácidos de lo que fueron antes de la Revolución Industrial. Las consecuencias de este fenómeno se han hecho sentir ya, en particular con el deterioro de amplias zonas de arrecifes de coral.

Los científicos piensan que esta acidificación podría reducir las reservas de carbonatos de calcio presentes en las aguas marinas, en particular el aragonito, una sustancia muy importante al ser utilizada por numerosos organismos para construir el caparazón.

Según un reciente informe de las Naciones Unidas, los océanos sanos constituyen, por el contrario, el sistema de captura y de almacenamiento del carbono más eficaz y rentable del planeta. Gran parte de las emisiones, por ejemplo, es interpolada y conservada por ecosistemas marinos como los manglares, los pantanos y las praderas submarinas. Si se moderara la deforestación terrestre, y a su vez se restableciera el equilibrio de estos ecosistemas marinos, se reducirían en un 25% las emisiones, conjurando de esta forma peligrosos cambios climáticos .

Sin embargo, ese mismo informe –Blue Carbone: The Role of Healthy Oceans in Binding Carbon (Carbono azul: el papel de los océanos sanos en fijar el carbono), predispuesto por eminentes científicos y tres agencias de la ONU -Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUA), Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)– destaca que lejos de mantener y apoyar estos pozos naturales de carbono, la humanidad los arruina a una velocidad cada vez más sostenida. Cada año se destruye hasta el 7% de los “pozos azules de carbono”, es decir, siete veces más de lo que ocurría hace 50 años.


Fuente: Slow Fish

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