¿Carreteras de plástico? No, no son de juguete, sino un proyecto ambiental que podría marcar un antes y un después en la construcción de carreteras. Y sí, así es, serán carreteras hechas de plástico, y la ciudad de Rotterdam, en los Países Bajos, apuesta por ellas.
No solo los coches pueden mejorar su huella de carbono con su transformación en vehículos híbridos o eléctricos, sino también las carreteras. La reducción de las emisiones de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más importante, es el reto en ambos casos, al tiempo que se busca mejorar la calidad del aire.
Porque no solo deterioran su calidad los gases que vomita el tubo de escape, sino también la construcción de carreteras. De hecho, puede deteriorarse la calidad del aire en el área donde se llevan a acabo las obras, así como aumentar el aporte a los gases de efecto invernadero.
La idea que viene a solventar estos problemas como por ensalmo se llama Plastic Road y la solución propuesta no es otra que pavimentar con plástico ecológico, aunque sea entre comillas, pues lo suyo sería tender a su eliminación, no a su reciclaje.
Pero eso es ir demasiado lejos, al menos, para el objeto de este post. Siguiendo con la idea, en Rotterdam tienen claro que el futuro podría dar un giro revolucionario al concepto tradicional de carretera para convertir el plástico reciclado en su materia prima.
Por lo pronto, van a empezar a colocar a modo de prueba unos caminos modulares que se pueden poner y quitar como si del famoso circuito de Scalextric se tratase. Es decir, además de evitar el uso de materiales contaminantes que además suponen la explotación de recursos naturales, a la hora de reparar tramos de carretera bastaría con sustituir ese trozo, sin más complicaciones.
Otra manera de construir carreteras
Las carreteras son muy fuertes y económicas de producir, afirma la compañía alemana VolkerWesseis, encargada de fabricarlas. Lo que significa, por un lado, que podría ser una solución global al sempiterno problema de la construcción de carreteras.
Por otro, puesto que uno de los retos del futuro es reducir las emisiones de CO2, también podría sumar puntos al respecto y constituir una alternativa interesante en países en desarrollo, donde la construcción de un buen trazado de carreteras modernas es una asignatura pendiente.
Sería, por lo tanto, una buena aportación de la carretera a la lucha contra el cambio climático, sumando por un lado la construcción y por otro su mantenimiento.
¿Pero, en qué consiste este nuevo método de construir carreteras? La construcción de las carreteras se realizará a partir de la construcción de bloques modulares fabricados mediante inyección de plástico que, para hacernos una idea, y salvando las distancias, bien podría fabricar una matricería.
Como puede verse en las imágenes, los bloques se construyen a partir de esa inyección plástica en moldes, por lo que sería un material mucho más ligero que el actual.
Lejos de ser un inconveniente, sus creadores afirman que triplicaría la durabilidad de las carreteras convencionales. Además, el interior de los módulos es hueco, permitiendo canalizar tuberías de agua, gas o electricidad.
Prueba piloto en Rotterdam
La primera puesta a prueba de este concepto formará parte de un proyecto piloto en Rotterdam no exento de retos. Se está luchando, por ejemplo, para lograr un buen nivel de agarre de las placas.
Una vez finalizado el proyecto, el objetivo es hacer una valoración final en función de la experiencia. Si bien en teoría se cree en su viabilidad a un coste bajo, solo cuando se puedan plasmar esas ideas en la práctica será posible valorarlo de forma más definitiva y, por lo tanto, también fiable.
Su fabricación masiva necesitará de una importante inversión, y precisamente por ello VolkerWessels busca socios para estar listos en caso de que el resultado sea como ellos esperan. Si todo sale según lo previsto, no solo será un negocio rentable, sino también, y es lo que realmente nos importa, una manera de cuidar el planeta.
En concreto, una interesante fórmula para ayudar en la reducción de los desechos plásticos mediante su reciclaje. Eso sí, el aspecto de la seguridad vial es un aspecto clave sobre el que debería informarse de manera más pormenorizada.
Que el tipo de carretera propuesto sea adecuado para el mundo real, por lo tanto, debe reunir una larga lista de requisitos. Y, en suma, respondera a una serie de cuestiones que todavía están en el aire, y que solo mediante proyectos pilotos como éste y dando tiempo al tiempo podrán resolverse.
Un mundo mejor, un mejor planeta
Mientras ello sucede, no puede negarse que la propuesta es muy interesante. Puede parecernos una locura, pero el avance y la innovación no tienen por qué estar reñidos. Más bien al contrario, sobre todo cuando se trata de proyectos ecológicos, un área que da la mano a lo antiguo, recuperando mucho del pasado, y a lo moderno, con propuestas que dejan boquiabierto.
Si estas carreteras plásticas se imponen, lo suyo sería que también prosperasen los coches eléctricos, autónomos y, puestos a pedir, las fuentes de combustible realmente ecológicas. No solo en parte, por lo que también las carreteras de plástico podrían evolucionar hacia el uso de materiales realmente verdes. De principio a fin. Desde el principio hasta el final del trayecto, sin más destino que un planeta más cuidado sin renunciar a un progreso que nos obligue a renunciar a los verdaderos logros de la civilización.
Ana Isan
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