miércoles, 4 de enero de 2017

China prohíbe el comercio de marfil para proteger a los elefantes


Marfil es igual a matanzas de elefantes, llevándolos derechitos a la extinción. Y es que el comercio de marfil implica el tráfico clandestino de esta materia prima, obtenida de los colmillos de los elefantes, cuya población está en franco declive.

Sin embargo, las cosas podrían cambiar gracias a un paso histórico dado por el gigante asiático, el primer mercado de marfil: su decisión de prohibirlo de forma rigurosa,

Todo un triunfo de los activistas que declararon la guerra a la caza furtiva, siempre inasequibles al desaliento. Si bien llevan años luchando por ello, las buenas noticias brillaban por su ausencia. Ahora, por fin, la decisión que tanto esperaban ha llegado.

Hace apenas unos días, concretamente el pasado 30 de diciembre China anunció su intención de prohibir en 2017 todos los trabajos de comercio y marfil.


Con ello, se logra un avance importante en la protección de los elefantes. No en vano, cada año mueren decenas de miles de elefantes con el único fin de extraer sus colmillos. En la última década, casi una tercera parte de estos animales han encontrado la muerte a manos de cazadores furtivos para satisfacer la demanda de marfil en Asia, donde es un negocio floreciente.

Según datos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), caño se cazan en torno a 25.000 elefantes en distintos puntos del continente africano.

Ahora, China quiere acabar con tan voraz demanda, pues es el país donde se concentra este auge comercial que está condenando a la especie a una extinción inminente. “Con esta medida podría iniciarse un periodo de esperanza para los elefantes” de cara a vencer la caza furtiva, explica Elly Pepper, activista de Natural Resources Defense Council (NRDC).

Cese de actividad

Entre otras medidas que se tomarán, 34 empresas de elaboración y 143 puntos de venta de marfil serán forzados a cesar su actividad el 31 de marzo y los expertos estiman que a finales de 2017 se habrá acabado con el mercado de marfil chino.


Serán medidas tomadas como consecuencia de la prohibición de todas las actividades de comercio y procesamiento de marfil, lo cual supondrá un enorme alivio para la preservación del elefante. Aunque, afirmar otra cosa sería pecar de ingenuos, el mercado negro seguirá existiendo, pero al menos no apoyado a nivel institucional.

En torno al 70 por ciento del comercio mundial de marfil se concentra en China, donde el marfil se paga a precio de oro, aproximadamente a 1.100 dólares por kilo.

Si bien el punto más álgido de muertes se observó en 2011 y desde entonces han disminuido, el mercado chino sigue actuando de acicate para los cazadores y la merma de elefantes sigue avanzando. Actualmente se observa en torno al 8 por ciento de pérdida de población, lo cual significa un claro avance hacia su desaparición.

China, en un intento por ofrecer una imagen de crecimiento responsable a nivel internacional, ha decidido dar un paso adelante en la protección de los elefantes. Una decisión histórica que, sin embargo, solo podrá valorarse de forma realista cuando realmente se pongan en práctica sus medidas.

Elefantes sin colmillos: ¿La solución?

Como efecto no deseado de la caza, los elefantes con colmillos cada vez escasean más, y aquellos que no los tienen de forma natural (sí, haberlos haylos, sobre todo entre las elefantas) han provocado una prevalencia que se traduce en un mayor número de crías que tampoco los tienen.


El fenómeno se ha observado en zonas especialmente castigadas por la caza furtiva. La supervivencia mayor de las hembras sin colmillos, en definitiva, está provocando esta mutación general en la especie.

Aunque su carencia los protege de la caza furtiva, recordemos que mantenerlos es importante, ya que los utilizan para sus funciones básicas, como comer, beber, defenderse o, por ejemplo, para desenterrar y mover árboles y ramas, además de ser un elemento utilizado en la exhibición sexual.

Sería de esperar que, de perder los colmillos, acabarían acusándolo a nivel de supervivencia. De hecho, los elefantes que no tienen colmillos presentan más problemas de salud y, a la hora de luchar por una hembra, los elefantes sin colmillos están en clara desventaja. Eso sí, si finalmente todos dejaran de tenerlos ésta también desaparecería y, en todo caso, la solución debería venir de otro lado.

La solución, en nuestras manos

Solo atacando el problema desde la raíz, yendo a la demanda de marfil podrá desalentarse a los cazadores furtivos. Fue sonado el llamamiento de Jane Goodall en este sentido, lleno de desesperación.



La célebre primatóloga advierte que el comprador tiene la llave de la supervivencia del elefante. Puesto que sus muertes alimentan el comercio ilegal, su número es exiguo y cada vez son menos, la extinción está cantada. Solo podría evitarse si el posible comprador “dice no a las piezas de marfil en cualquiera de sus formas”, al margen de que la histórica decisión de China suponga un espaldarazo impagable.

En este mismo sentido, durante la última edición del Día Mundial de la Naturaleza, las Naciones Unidas centró el foco en la protección de los elefantes. La organización aprovechó la efeméride para alertar de la grave situación en la que se encuentra ésta y otras especies como el rinoceronte, la jirafa o el tigre.


Los niveles de caza furtiva en África son desiguales, con cifras brutales en el centro y oeste del continente y cifras mucho menores en el este, donde se han logrado mejoras gracias al “esfuerzo y del apoyo político”, concluye John E. Scanlon, secretario general de CITES.

Ana Isan

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