lunes, 26 de diciembre de 2016

Salvar la biodiversidad, un desafío global



Del mismo modo que se lucha contra el avance del cambio climático, no es menos importante poner sobre la mesa la importancia de salvar la biodiversidad. De forma paralela a las reuniones climáticas globales que organiza la ONU, desde hace más de una década se llevan a cabo una serie de reuniones para avanzar en el difícil cometido de salvar el planeta preservando su biodiversidad.

La edición treceava de este evento bianual se celebró en Cancún, México, del 4 al 17 de diciembre. Oficialmente, se la denominó reunión del convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU, y en ella se revisan los avances en la implementación de los compromisos más importantes de los cerca de 200 países participantes.

Entre otras cuestiones, se estudia el “Plan estratégico de la biodiversidad 2011-2020”, así como el logro de las metas Aichi sobre biodiversidad, acordadas en 2010. Básicamente, se trata de un conjunto de 20 metas que se incluyen en dicho Plan.


En la reunión, por lo tanto, se hace una especie de repaso de logros y desafíos todavía sin cumplir por parte de los 196 países participantes en objetivos tan importantes para la preservación de la biodiversidad como la detención de la pérdida de biodiversidad en la vida salvaje, terrestre y marítima.

Teniendo en cuenta que su declive es un asunto capital, no menos grave que el avance del cambio climático, lo desapercibido que pasa este encuentro es en realidad sintomático. Aunque también es cierto que la atención mediática hacia el cambio climático es una cuestión reciente.



Es decir, durante años el cambio climático no tuvo el eco mediático de hoy, del mismo modo que tuvieron que sucederse una veintena de reuniones climáticas para llegar a un acuerdo, finalmente logrado en la COP21, celebrada en la capital francesa el pasado año. Su gran logro, llegar a un acuerdo histórico a nivel global para combatir el cambio climático.

En materia de biodiversidad, a pesar de los puntos débiles y problemas de ejecución que presenta aquel, hay un camino que recorrer mucho más largo para llegar a una meta similar.

Un declive galopante


Mientras se avanza a paso de tortuga, la biodiversidad cae en picado, sin detenerse. No en vano, nos encontramos en un contexto poco propicio. La ciencia no cesa de advertirnos del tremendo aumento de la tasa de extinción de especies en el planeta.

Las especies se extinguen en mayor número y también con mayor velocidad, lo cual supone una reducción de especies hasta mil veces mayor que hasta ahora. Un fenómeno global que, pese a ser tremendamente negativo, podría frenarse si se tomaran las medidas necesarias de forma urgente.



Curiosamente, una situación similar a la que nos enfrentamos con el cambio climático. No todo está perdido, si bien lo estará en un futuro próximo si no se reacciona bien y a tiempo. En la reunión de Cancún se pretende avanzar en este sentido.

Las alarmantes conclusiones del último informe del Fondo mundial por la naturaleza (WWF) han sido un oportuno telón de fondo del evento. Bajo el título “Planeta viviente”, se afirma que la más de la mitad de los vertebrados ha desaparecido en los últimos cuarenta años.

Alianza en pro de la biodiversidad


Si no se actúa, el mismo estudio pronostica que cerca de dos tercios desaparecerán de aquí al 2020. Con el fin de intentar evitar que algo así ocurra, el CBD y WWF Internacional colaborarán de forma estrecha.



Lo harán gracias a la firma de un acuerdo entre la entidad ambientalista y la Secretaría del CDB, firmado para potenciar la meta de Aichi 1 (ABT1) y conseguir una mayor sensibilización, así como su cumplimiento para 2020.

En particular, se busca que la gente comprenda el tremendo valor que tiene la biodiversidad y se tomen las medidas y acciones necesarias para que el uso del entorno resulte sostenible.

Para lograrlo, se trabajará en la instrumentación de la Estrategia Global de Comunicación del CDB junto con las Partes del Convenio, los socios y la comunidad ampliada de conservación.

Un acuerdo firmado en una ceremonia realizada en el marco de la COP13 de la biodiversidad, donde representantes de los participantes del CDB pusieron sobre la mesa sus respectivas contribuciones a la mencionada estrategia comunicativa.

Recordemos aquí el resumen de la meta 1 de Aichi, pues en ella se resume el objetivo que se persigue con dicho acuerdo:
Abordar las causas subyacentes de la pérdida de diversidad biológica mediante la incorporación de la diversidad biológica en todos los ámbitos gubernamentales y de la sociedad
Para conocer el origen de esta cumbre hemos de remontarnos a la celebración de la Cumbre de la Tierra que acogió Río de Janeiro (Brasil) en 1992. Surgió, en concreto, de una de las tres convenciones de la ONU adoptadas en la misma aquel año.


Las otras dos se referían al cambio climático y a la lucha contra la desertificación, todos ellos temas interrelacionados, si bien con suficiente entidad como para abordarlos de forma separada.


Desde su primera cumbre se ha avanzado mucho en número de miembros y relevancia de la misma, pues participan prácticamente todos los países, salvo Estados Unidos.

El hecho de que Estados Unidos solo participe como mero observador es un gran problema para avanzar a nivel global, no cabe duda, pero no por ello sus objetivos son menos ambiciosos. Sea como fuere, debe seguir adelante, con o sin la gran USA.

El desafío, su voluntad de poner fin a la disminución de la biodiversidad en el planeta, puede parecer utópico, pero habida cuenta de la dramática situación, es el único posible.

Ana Isan

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