martes, 9 de febrero de 2016

10 rutinas de belleza ecológicas


La belleza tiene mucho que ver con el bienestar físico y psíquico e igualmente es importante que ello no suponga un impacto ambiental que afecte al equilibrio del planeta.

A la hora de cuidarnos, adoptar rutinas de belleza pensando también en el medio ambiente implica dejar de mirarnos tanto en el espejo y hacer lo posible para dejar también bien guapo al planeta.

Los siguientes diez gestos de belleza cotidianos son consejos prácticos muy sencillos de aplicar para que cuidarnos no implique descuidar el entorno. Tan solo un ejemplo de lo mucho que podemos hacer para reducir el impacto ecológico de nuestras rutinas de belleza.


1. Un peeling ecológico

Eliminar las capas superficiales de la piel de forma regular es una rutina de belleza que admite alternativas ecológicas. En lugar de optar por los típicos peelings que se comercializan, lo que implica usar envases, una alta huella de carbono por el transporte y el ciclo de vida del producto en general, hay numerosas alterativas ecológica.

Por ejemplo, sería interesante reutilizar los posos de café, moler lentejas o usar un puñadito de sal, buscando la fórmula que mejor de adapte a nuestras necesidades y zona del cuerpo. Por ejemplo, el cutis requiere una mayor suavidad que el cuerpo, al tiempo que podemos optar por unos u otros productos emolientes que además nos hidraten el cuerpo, como gel de baño de glicerina, el aceite de almendras dulces o aceite de oliva.

2. Toallitas desmaquilladoras

Acercarnos a los cero desechos supone optar por toallitas desmaquillantes lavables en lugar de los típicos discos de algodón, de un solo uso.


La diferencia puede parecernos pequeña pero es fácil entender hasta qué punto resultan polucionantes simplemente atendiendo a un par de datos: para obtener un kilo de algodón se necesita usar alrededor de 5.300 litros de agua y una mujer suele usar más de 2.000 discos de algodón cada año.

Por contra, las toallitas reutilizables, que además podemos hacerlas nosotros mismos reciclando retales de algodón, se lavan fácilmente, usando muy poca agua y permiten desmaquillar con suavidad y eficacia.


3. El desodorante

Los desodorantes en spray suponen un impacto ambiental importante. Será una compra más ecológica el desodorante sólido o en forma de crema, pues duran mucho más.


Si queremos prescindir de la composición química, también tenemos la opción de utilizar la tradicional piedra de alumbre, también muy durable y completamente natural.

4. Champús sólidos

A la hora de optar por un champú ecológico, la cuestión de la composición sintética es un importante factor a tener en cuenta. Sortearlo significa, lógicamente, optar por fórmulas orgánicas o, yendo más lejos todavía, apuntándonos a la moda del no poo.

En este punto, sería interesante elegir champús sólidos, es decir, con forma de jabón tradicional y fabricado con ingredientes bio. Se trata de una opción sostenible y saludable.

5. Geles y jabones naturales

Los geles o jabones de baño pueden ser ecológicos en cuanto a composición y envases. Optemos por pastillas de jabón con certificación bio y evitaremos comprar envases plásticos o aprovechemos los envases eco que comercializan para ir rellenándolos.

6. Depilación facial y corporal

Rasurarse o depilarse puede suponer un importante impacto ambiental. Evitarlo, obviamente, implica dejar que el vello crezca a su libre albedrío, una opción que no siempre es la deseada.


Minimizar ese impacto ambiental será tan fácil como prescindir de las maquinillas desechables y de los kits de un solo uso, sobre todo cuando son mono dosis o incluyen pequeñas cantidades.


7. Productos bio multiusos

En lugar de tener un sinfín de productos de belleza, minimicemos. Ir a lo práctico significa, por ejemplo, sacarle todo el partido a ingredientes tan versátiles como el aceite de oliva, aceite de argán, aceite de coco.

8. Fórmulas caseras

Hacernos fórmulas caseras es otra manera de practicar la belleza verde. Si además utilizamos productos organicos, procedentes de la agricultura ecológica, pongamos por caso, todavía mejor.


Podremos improvisar mascarillas de belleza o cosméticos en general con alimentos tan comunes como el limón u otros cítricos, hortalizas, aceite de oliva, aceite de almendras dulces u otros aceites vegetales y vinagre blanco.

9. Reutilizar y reciclar

Además de minimizar, es importante saber reutilizar y reciclar los cosméticos. Aprender trucos al respecto ayuda mucho y nos da ideas para ser creativos e inventar nuestras propias soluciones. Entre otros, añadir una gotita de aceite a la máscara de pestañas reseca es mano de santo. O podemos convertir en polvo las máscaras de pestañas que se han roto y aplicarlas mediante brocha y añadir unas gotas de quitaesmalte al pintauñas que quedó reseco lo devolverá a la vida.

Antes de tirarlos es importante detenerse y pensar si podrían tener una segunda vida. Descubrirás que pocas veces deben acabar en la basura.

10. La belleza más natural

Replantearnos la manera de usar la cosmética es nuestro último eco-consejo. No se trata de ir siempre con la cara lavada, sin más, pero sí podríamos intentar taparnos menos con los cosméticos, y potenciar nuestros rasgos y un efecto más natural.


No en vano, la belleza verde no es solo optar por cosméticos bio que además tengan un mínimo impacto ambiental. También se trata de una filosofía de vida que apuesta por lo natural, por mostrarse tal cuál somos sin renunciar a vernos más guapos y guapas con el uso de la cosmética. Más allá de las propuestas tradicionales, que no dejan de ser un producto de laboratorio, hay todo un mundo de posibilidades que podemos rescatar del pasado o inventar para el futuro.

Ana Isan

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